Viernes por la noche , cansado del trabajo , agotado por el estrés y con la única idea en la cabeza de tumbarme y descansar cuerpo y mente , solo algo bueno , realmente bueno ,podría hacerme salir del sofá , de mi soledad ansiada , cuando se me presenta la oportunidad de visitar este magnifico restaurante , no pude dejar pasar la ocasión .
Hablamos de un restaurante en la lista de los 10 mejores de Madrid , con una cocina de alto mercado y un gusto exquisito para la decoración , uno de esos restaurantes que se te quedan grabados en la memoria para el recuerdo . Destacar el exquisito trato del servicio y la calidad de sus productos .
Comenzamos la cena con una degustación de un aceite de Oliva virgen extra (Oro Bailen) , con una tonalidad verde y un sabor intenso , fuerte , maravilloso . Para pasar mejor la cerveza tuvieron la deferencia de servirnos un chupito de una crema de castañas con polvo de trufa negra , y un pequeño tartar de salmón con queso mascarpone .
Entrando en faena optamos para compartir de entrantes un Pulpo a la parrilla con mojo picón y papada ibérica y una Lasaña de Hongos y Foie de pato gratinada . El pulpo excepcional , esa sabor a parrilla combinado con el mojo le da un toque sublime .
Para los segundos , debido al ansia que teníamos por seguir descubriendo y disfrutando de su variada carta optamos por compartir . No podíamos irnos sin probar su afamado Steak tartar , no nos defraudo. Te lo preparan in situ en la mesa , con una previa degustación para que elijas el toque de picante que mas desees , desde nuestra humilde opinión el mejor Steak tartar que hemos probado hasta el momento . El otro plato con el que decidimos dar por terminada la cena , en cuanto a comida se refiere, fueron unas Mollejas glaseadas y raviolis de col rizada y Morcilla , un plato que destaca por su intenso y sorprendente sabor.
Para terminar , como era viernes noche optamos en vez de un postre , por un digestivo . Tienen una extensa carta , con una infinidad de las mejores marcas , tras un momento de reflexión nos decantamos por dos ginebras Martin Miller con tónica , servidas en copa ancha , con cascara de limón y unas bolitas de pimienta . Fue la culminación perfecta para una velada maravillosa . Un restaurante, insisto, que hay que probar al menos una vez en la vida , espero que os animéis .
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